En España estamos acostumbrados a que la Real Academia de la Lengua fije las reglas del idioma y nos diga qué palabras son correctas. Pero en otros idiomas no ocurre así: por ejemplo, no existe una “Real Academia del Inglés”. Entonces, ¿quién decide qué es correcto y qué no en la lengua de Shakespeare?
«¡Si me queréis, irse!». Cuando Lola Flores pronunció esta mítica frase ante el tumulto que se había formado con motivo de la boda de su hija Lolita, poco podía imaginar que 30 años después la academia de la lengua le acabaría dando la razón…
Según adelantó el escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE) Arturo Pérez Reverte, que ocupa el sillón «T» de esta institución, los académicos se han dado por vencidos y han aceptado «iros» como imperativo del verbo «ir» en lugar de la forma correcta hasta ahora, «idos». ¿La razón? Que casi nadie lo dice o escribe bien. Es una muestra más de la complicada labor llevada a cabo por esta institución que vela por «fijar y dar esplendor» al castellano nada menos que desde 1713. Unos desvelos centenarios que no han logrado frenar la invasión de palabras en inglés.
¿Existe una institución equivalente a la RAE en otros idiomas como el inglés? Pues no, aunque te parezca sorprendente. Pero eso no impide que existan unos estándares básicos respecto a qué es correcto o no a la hora de escribir o hablar en inglés, que son los que usamos los profesores de idiomas cuando damos clases de inglés para empresas en Barcelona.
Lectura recomendada: Errores comunes en inglés
El inglés no tiene academia inglesa de la lengua
Como vimos en un artículo anterior, el inglés es una lengua relativamente moderna que nació en el siglo XV (el español le lleva seis siglos de ventaja). A lo largo de su historia, el idioma de Shakespeare no ha contado con ninguna institución oficial ni RAE inglesa que regule su utilización. Ha habido algunos intentos, pero siempre han encontrado una fuerte oposición por parte de los intelectuales. Por ejemplo, el poeta del siglo XVIII Samuel Johnson consideraba «antidemocrático» que una institución dictara a la gente cómo debían hablar su lengua. Curiosamente, este mismo Samuel Johnson fue el creador en 1755 del que está considerado como el primer diccionario de inglés.
Samuel Johnson publicó el primer diccionario del inglés en 1755, pero no quería ni oír hablar de la creación de una academia de la lengua.
Entonces, si no hay ninguna institución oficial que lo regule, ¿quién determina lo que es correcto y lo que no en el idioma inglés? Pues esta tarea la llevan a cabo entidades como las editoriales y universidades que publican diccionarios y otras obras de consulta sobre este idioma. Por ejemplo, el Oxford English Dictionary para el inglés británico o el Merriam-Webster Dictionary para el inglés que se habla en norteamérica ¡Seguro que estas obras te suenan si has tenido que aprender inglés!
La ventaja de este sistema es que el inglés es un idioma mucho más flexible y ágil para incorporar nuevos términos o tomar prestadas palabras de otros idiomas. Por ejemplo, el Diccionario de Oxford se actualiza cuatro veces al año y en septiembre de 2017 incorporó términos como “abba”, “chronozone” y “m-learning”. ¿La desventaja? No siempre es fácil ponerse de acuerdo respecto al vocabulario y las normas del idioma, lo cual provoca que a veces resulte complicado entenderse entre los hablantes de las decenas de variantes del inglés. Por suerte, el propio uso crea estándares comunes, como el inglés de negocios que emplean las empresas.
Lectura recomendada: Leer en inglés
¿El inglés es una excepción o hay otras lenguas sin Real academia de la lengua?
Si nos fijamos en las otras lenguas, la mayoría de los idiomas que se hablan en el mundo cuentan con alguna institución que se dedica a promover y regular su uso: el francés tiene la Académie Française, el italiano la Accademia della Crusca, el alemán la Gesellschaft für Deutsche Sprache, etc. En cuanto al español, además de la Real Academia de la Lengua para el castellano, hay 20 academias diferentes para los países de Latinoamérica de habla hispana. Y las otras lenguas oficiales del estado español también disponen de academias propias como el Institut d’Estudis Catalans, la Real Academia Gallega o la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia.
La mayoría de idiomas tienen una academia de la lengua, como la Académie Française fundada nada más ni nada menos que por el cardenal Richeleu.
Incluso dentro del propio Reino Unido, existen academias de la lengua para el escocés (The Scots Language Centre), el galés (Welsh Language Commissioner) y el irlandés (Foras na Gaeilge). Por lo tanto, la falta de una academia de la lengua inglesa es una anomalía que el inglés comparte con el japonés, el sueco y otros pocos idiomas del planeta. Aunque no parece que eso haya sido un problema para lograr que el inglés se convierta en el idioma más extendido del mundo, ¿verdad?
¿Crees que la Real Academia debería ser más flexible a la hora de incorporar nuevas palabras y cambiar las reglas? ¡Dinos tu opinión en las redes sociales!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario